SILENCIO DE AMOR es una película que nació a partir de la tarantela, una música folclórica del sur de Italia, cuyo origen se pierde en el tiempo. Dicen que esta música tiene poderes mágicos y que puede curar muchos males, como el dolor de corazón, la melancolía y la locura que provoca la picadura de una araña. Estas canciones pueden ser muy alegres o muy melancólicas. Disfruté imaginando la vida de un profesor nacido en Italia que enseña música en Estrasburgo y cuya vida se vio marcada por la muerte de su esposa Louise hace quince años. Sigue obsesionado por ese gran amor, no parece poder superarlo, pero no es un hombre triste, depresivo ni retraído, más bien lo contrario. Vive con una hija adolescente que no llegó realmente a conocer a su madre, y con Crampone, su hermano mayor, un hombre extravagante y adorable que se ha autoexiliado en Francia por estar en contra de Berlusconi. Alessandro tiene amigos y es un hombre optimista, pero algo le impide volver a enamorarse. No considera a las mujeres como compañeras potenciales.
Aunque la historia nació a partir de la música, o más bien del efecto que me hace la música, quería explorar otros tipos de musicalidad, sobre todo la del idioma. Alessandro y su hermano son dos italianos que residen en Francia, pero en la película también hay un alemán, un portugués, una joven holandesa, una lituana, y personajes de menos importancia procedentes de España y del norte de África. Me gusta mostrar que la melodía de esos acentos compone el francés actual y que la interacción de todas estas personas, procedentes de diferentes horizontes, forma nuestra cultura contemporánea. Quería reflexionar acerca de quiénes somos y qué nos empuja a vivir en otro lugar.
No solo decidí situar a mis personajes en Estrasburgo por las muchas nacionalidades de sus habitantes – siempre me sorprende la diversidad de idiomas y acentos que se oyen en la calle –, sino porque la ciudad, que me parece poco usada en el cine francés actual, ofrece una espléndida colección de decorados naturales. Me gusta la vida en provincias, sobre todo en el este de Francia, de donde soy, y disfruto situando mis novelas o películas en lugares reales (Nancy en Hace mucho que te quiero), lo que me permite centrarme en las relaciones en provincias y que, a mi entender, son muy diferentes de las de una ciudad como París. También tuve en cuenta el paisaje de los alrededores de Estrasburgo.
Después de una película como Hace mucho que te quiero, que exploraba el dolor y el trauma de una mujer antes de su renacer, he querido centrarme en una historia menos trágica, más ligera y divertida, con diferentes niveles de comedia, pero que también contiene aspectos emocionales y serios. SILENCIO DE AMOR se enmarca dentro de un tipo de cine francés en el que se describe a los personajes y se observan sus relaciones, sus alegrías y tristezas, como hace el director Claude Sautet, al que admiro mucho, y también las comedias italianas de los sesenta y setenta que mezclaban hábilmente la comedia, incluso la farsa, con grandes emociones.
A través del guión y de la realización, del reparto y de los decorados, espero ofrecer al público una película de la que puedan disfrutar; alegre, profunda y melancólica como la tarantela. También espero contribuir, aunque sea modestamente, a la recuperación de una tradición que se pierde, la de incluir a actores italianos en películas francesas. Mediante una historia acerca de personajes con los que podemos identificarnos, espero haber realizado una ilustración de la entidad europea de la que tanto se habla, pero que quizá no se explora.
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